Del 26 de septiembre al 17 de noviembre de 2024
Universidad de Salamanca
Sala de Exposiciones Hospedería Fonseca
Martes a sábado de 12:00 a 14:00h y de 17:30 a 20:30h. Domingos y festivos de 10:00 a 14:00h. Lunes cerrado
Comisariado: Chema Conesa
Entre 1955 y 1965 Ramón Masats recorre la geografía de España con su cámara y una obsesión en su cabeza: retratar los tópicos con los que la cultura oficial bendecía los valores patrios. Iniciaba y este viaje le permitió el desarrollo de un trabajo innovador que revolucionó el triste panorama de la fotografía oficial, todavía enredada en su dependencia de los cánones estéticos que el orden clásico imponía a la nueva disciplina.
En el tiempo, el trabajo de Masats coincide con el fin de la autarquía del Régimen de Franco y con la apertura diseñada por el gobierno con la creación del Ministerio de Información y Turismo (1951), y el Plan Nacional de Turismo (1953). Visit Spain fue ese primer mensaje que utilizó la propaganda oficial.
En aquel tiempo, aún por desarrollar la televisión, la fotografía era el vehículo idóneo para reconocer y reconocernos, el reportaje fotográfico interesaba a todos. Los mejores fotógrafos eran contratados para descubrirnos el mundo bajo su mirada, el reportaje se afianzó como formato y la fotografía consiguió su definitiva exaltación en la celebrada exposición «La familia del hombre», que el Museo de Arte Moderno de New York, bajo la dirección de Edward Steichen, celebró por todo lo alto en 1955.
Ese mismo año, España fue admitida en la ONU, y con ello lograba el primer resquicio de presencia internacional. La imperiosa necesidad de salir del aislamiento autárquico y de resolver los graves problemas de desarrollo, convirtieron al turismo en la industria posibilitadora de todo sueño de progreso.
El gobierno desarrolló estructuras que facilitaron la llegada de visitantes y trazó planes turísticos que posibilitaron el boom de la década siguiente. Se abrieron las fronteras, se impulsó el transporte y se crearon eslóganes turísticos que definían a este país como insólito o diferente, una diferencia centrada en los tópicos de sol, toros, baile y gastronomía a precios sin competencia.
En este escenario Masats emprendió su particular recorrido centrado en los ritos castizos y folclóricos que describe como tópicos. Su relato dibuja una imagen de país atrapado en la pobreza material, laminado en lo social y acérrimo en su atadura espiritual. El poderoso grafismo de sus fotografías y la particular ironía de su mirada significaron la nueva impronta de la fotografía documental, en la que la personalidad del fotógrafo construye una sugerencia más allá de la mera realidad óptica de la imagen fotográfica, y su interpretación final queda en manos solo del espectador. Sugerencias fotográficas que han colonizado nuestra memoria.
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